Apenas dio inicio la cuarentena en 2020, casi no hubo industria o segmento que no se viera afectado por el brusco freno en las actividades; y la gráfica no fue la excepción. En este panorama, la impresión de libros se preveía como uno de los rubros que experimentaría una caída profunda y sostenida. El libro parecía seriamente amenazado.
Sin embargo, esa imagen comenzó a cambiar, tímidamente a mitad de año, y de manera más sólida y constante durante el segundo semestre. Se recuperó la venta de insumos, creció la reimpresión de títulos, y la demanda acompañó este proceso adaptada a los nuevos medios y plataformas.
Todo parece indicar que la lectura se convirtió en una de las actividades preferidas durante el aislamiento, y el libro en papel sigue siendo ampliamente elegido por los lectores.
La impresión a demanda, tan anunciada por los desarrolladores de tecnología, se convirtió en una realidad tangible durante 2020, con nuevos jugadores que supieron desarrollar alternativas al negocio tradicional de las grandes editoriales, con nuevas formas de comercialización y distribución, que hace posible pensar en imprimir 10, 5, 3 ejemplares de un título de manera rentable, algo impensado antes de la pandemia en Argentina.
Hoy, vender antes de imprimir es una realidad. En esta oportunidad la tecnología fue clave para posibilitar este proceso; la adopción y correcta implementación de sistemas de impresión digital, más que ningún otro factor, ayudó a acelerar la transición a modelos más flexibles de negocio, parecidos a los que predominan en Europa y USA desde hace años.
Las empresas que se anticiparon y lideraron el proceso de cambio, pudieron capitalizar con creces esa experiencia y hacer valer sus ventajas en el nuevo contexto. Y aquellas que aún no lo habían hecho, debieron adaptarse a una realidad irrebatible, que de no aceptar les pasaría por encima como una ola imparable.
Cerca de fin de año, vimos esta tendencia acentuarse, con la publicación de nuevos títulos, y una demanda creciente, tanto por parte del sector privado cómo del estado. Todo indica que, apoyados en los nuevos hábitos de consumo, y la aceptación de las nuevas modalidades de parte del consumidor, el mercado editorial mantendrá un crecimiento estable y sostenido.